...la paz y la convivencia son una gran tarea de todos, en la que las religiones tienen una gran palabra que decir...
Así lo queremos remarcar con esta adaptación de un cuento oriental:
“Por la calle vi una niña asustada por los bombardeos y tiritando de miedo dentro de un ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir un momento de sosiego. Me encolericé y le dije a Dios: “¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?
Durante un rato Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso, me respondió: “Ciertamente que he hecho algo. Te he hecho a ti”.
Miguel Gómez Muñoz.
Profesor de Religión del I.E.S. El Tablero de Córdoba.
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Comentario desde la religión...
ResponderEliminar“¡Hoy tengo un sueño!
Por favor ayúdame a hacerlo realidad. Sueño con un mundo en donde la fealdad, la pobreza y la miseria, las guerras y la hostilidad, la ambición y la competencia deshonesta, la alienación y la discordia sean trasformadas en todo lo contrario, un mundo en el que haya más risa, alegría y paz, donde haya justicia, bondad, compasión, amor, solidaridad y armonía.”
Empezamos haciéndonos eco de las palabras de Martín Luther King, Jr., porque podemos encontrar en la historia demasiados ejemplos de luchas, de conflictos sangrientos y de guerras donde la religión está presente. Conflictos en los que en nombre de Dios se agrede, se incendia, se destruye y se mata.
Pero cuidado, también hay ejemplos de lo contrario.
Las religiones, al menos el cristianismo, también pueden contribuir enormemente, y lo han hecho, a construir un mundo más humano, más justo y mejor para todos. Han actuado y actúan a favor de la paz, de la justicia social, de la no-violencia y del amor al prójimo. Pueden propagar y activar actitudes fundamentales como el pacifismo, la exclusión de la fuerza, el respeto al diferente y la tolerancia.
Así se concibe y se expresa en la Biblia. A estas realidades hacen referencia el término hebreo “shalom” y el equivalente griego “eirene”. Con ellos no se designa solamente la ausencia de guerra y la realidad de una vida sosegada, sin angustias y preocupaciones. Se designa también y sobre todo, aquel conjunto de bienes que constituyen la felicidad completa del ser humano: gloria, riqueza, bienestar, salud corporal, descanso, éxito en la vida, prosperidad, familia abundante, muerte serena y cargada de años.
Por eso y desde esta perspectiva, la paz y la convivencia son una gran tarea de todos, en la que las religiones tienen una gran palabra que decir...
Así lo queremos remarcar con esta adaptación de un cuento oriental:
“Por la calle vi una niña asustada por los bombardeos y tiritando de miedo dentro de un ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir un momento de sosiego. Me encolericé y le dije a Dios: “¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?
Durante un rato Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso, me respondió: “Ciertamente que he hecho algo. Te he hecho a ti”.
Miguel Gómez Muñoz.
Profesor de Religión del I.E.S. El Tablero de Córdoba.